Analizando
los planos más determinantes, en cuanto a factores dinámicos de la situación
europea al momento de la conquista se refiere, se encuentra que varios de estos
factores como el desarrollo de las fuerzas productivas, las relaciones de
producción, las concepciones sobre el derecho, la propiedad, las
superestructuras que fijan la ideología dominante, entre otros, viven procesos
de grandes cambios con respecto a las formas que habían tenido previamente y
que por múltiples causas van a ir modificándose en un proceso que decantará
finalmente en las fases más primitivas de un capitalismo en claro ascenso.
En el plano político
encontramos que se abre en el siglo XIV y que se desarrolla también en el siglo
XV, un proceso de transformación de las formas típicas del feudalismo (la
soberanía piramidal, organizada en sistemas de estamentos y feudos, con
relaciones de servidumbre y vasallaje) Estableciéndose el absolutismo
monárquico y acentuando visiblemente la
burocratización del Estado. Sin embargo, Perry Anderson afirma que en la
superestructura se modificaron ciertas formas de dominación aunque las
relaciones sociales de producción en el ámbito rural, siguieron siendo
feudales. Para este autor, el
absolutismo monárquico no actuó como una herramienta de la clase en ascenso,
sino más bien como un arma de defensa del feudalismo que veía cómo de a poco se
modificaban las estructuras feudales y acudió a este tipo de Estado como último
recurso para mantenerse en el poder.
Las relaciones sociales se
vieron afectadas por la progresiva desaparición de las relaciones de
servidumbre, amenazando el poder de los señores feudales y abriendo camino a lo
que terminaría conformando el trabajo “libre” y “asalariado” a la masa
campesina que se vio despojada de los medios de producción (la tierra). En esta
reorganización, los aristócratas perdieron los derechos políticos pero
registraron importantes avances en la propiedad. El nuevo Estado aportaría la
maquinaria represiva que se encargará de detener los sublevamientos de los campesinos.
En este contexto político y
social de grandes transformaciones, encontramos además el surgimiento de nuevas
industrias como la del hierro, el papel y las industrias textil y minera. El avance tecnológico más importante se
registra en la aparición de la imprenta y los nuevos usos que se van
descubriendo para la pólvora (usos para la guerra). Acá se puede ver entonces
un doble movimiento de las clases en disputa: por un lado la aristocracia que
lucha contra la pérdida de poder por la desaparición de las relaciones serviles
y por otro lado una clase en ascenso que con ayuda de los avances tecnológicos
registrados estaba produciendo ya un alto nivel de manufacturas.
En el plano económico se
destaca la forma propia de producción que refleja la transición del feudalismo
al capitalismo, el mercantilismo. Y nada mejor para el desarrollo de éste que
el establecimiento del derecho romano, elevando por sobre todos los otros
valores, el derecho a la propiedad privada y absoluta. Representa además la
intromisión “coherente” del Estado en la economía, por un “bien mayor”. También en lo económico encontramos, según
Aldo Ferrer, que el nivel de productividad previo a la conformación del Primer
Orden Económico Mundial (incorporación de América en el comercio a escala
mundial/global) era bastante bajo ya que el desarrollo de las fuerzas
productivas, si bien estaba en un avance lo hacía de manera muy lenta. Esto
significa que podía aumentar la cantidad de productores pero no la cantidad de
productos realizados por una misma persona. Cuando el excedente comienza a destinarse para
la ampliación del comercio y la reinversión en la producción, comienzan a
fundarse las bases de la acumulación capitalista.
En Europa, a medida que
aumentaba la productividad aumentaba también el excedente que se iría
concentrando en la nobleza, los comerciantes, los empresarios y el clero. Los
avances tecnológicos en cuanto a navegación se refiere (el astrolabio y la
aguja magnética que posibilitará la brújula), despegan también hacia finales del
siglo XV, con los portugueses a la cabeza. Esto va a permitir, cuando
introduzcan a América en el plano mundial, un avance sobre los límites que
tenía previamente el comercio intercontinental.
Según Ferrer, en Europa el
comercio expandía las fronteras pero no provocaba un cambio radical en las
formas organizativas ni en los resultados de la producción. Con la conquista de
América el eje del comercio se desplaza del Mediterráneo hacia el Atlántico.
Dentro del plano de las
ideas (ideológico) encontramos una expansión de las misiones evangelizadoras en
África, Oriente y América y relacionándolo con el surgimiento del absolutismo
monárquico, tal vez pueda comprenderse este interés imperial católico (que
competía directamente con el Islam, también en expansión) por una
evangelización masiva como otro resorte de salvación de un sistema que ya
estaba claramente en decadencia. En este contexto aparece la revolución
Copernicana, que será la base para desarrollar el pensamiento de la realización
del hombre en vida y no en la eternidad, pensamiento que sustentará a todo el
movimiento crítico del iluminismo. El humanismo cristiano pregonará la
filosofía del aquí y ahora como síntesis del dilema anterior. Con la obra de
Nicolás Maquiavelo terminó de conformarse la supremacía del poder político
frente a la esfera religiosa, propia de la Edad Media. Como ocurrió con el
comercio, el centro de gravedad del pensamiento se desplaza desde los
monasterios hacia las ciudades, donde comenzaron a instalarse universidades y
centros de investigación.
Por último, creo que lo más
importante es entender que en este proceso no desaparecen todas las formas
típicas del feudalismo ni se establecen desde un principio todas las formas
típicas del capitalismo, sino que es un movimiento que se va modificando de
manera conjunta, dejando factores residuales en algunos casos y reemplazando
estructuras y superestructuras por otro, estos factores son causa y
consecuencia de ellos mismos, ya que no se puede comprender el surgimiento de
una sociedad capitalista sin modificaciones materiales al mismo tiempo que éstas
no pueden comprenderse sin concebir un nuevo pensamiento que va desarrollándose
para alentar las transformaciones materiales del modo de producción y sus
interrelaciones.
Las
diferencias entre Colón y Vespucio radican en la impronta de cada uno al no ver
resuelto con los respectivos viajes, el dilema del viaje oceánico desde las
costas ibéricas hacia la India.
Cuando Vespucio arriba en
agosto de 1501 a las costas de Brasil, inicia una exploración hacia el sur
esperando encontrar el paso al océano Índico para llegar finalmente a la India
y cuando llega al límite impuesto por el Tratado de Tordesillas, como no le
parecía posible que la expedición se prolongara mucho más decide seguir
avanzando un poco hacia el sur hasta encontrar el paso esperado. Al ver que
esto no sucede, Vespucio se dispone a modificar sus hipótesis previas en vista
de que los datos que le ofrecía la realidad, no coincidían en nada con sus
formulaciones previas. Así es que define las tierras encontradas como un “nuevo
mundo”, contrariamente a lo que había ido a confirmar.
En cambio Colón en sus
viajes, cuando se encuentra con el mismo problema que había encontrado Vespucio
decide reacomodar la realidad a sus hipótesis y a su sistema de creencias
previo; analizando la inexistencia del paso al Océano Índico y las tierras
encontradas, decide afirmar que éstas constituían el extremo oriental
de Asia y en todo caso si no era Asia, las tierras eran una península adicional
de Asia, lo que demuestra que Colon sostiene sus concepciones a priori por
sobre la realidad concreta que él está observando. En cambio Vespucio concluye
que las tierras encontradas son quizás un orbis
alterius, modificando la hipótesis que él tenia sobre el mundo.
La forma en que Colón analiza la realidad y la falta de pruebas para
su hipótesis, puede darse por varios motivos o causas, en principio uno de
ellos puede ser el fervor religioso de Colón que le obstruye el canal de
recepción de la realidad; cosa que no sucede ciertamente con Vespucio. Otra
hipótesis sobre el comportamiento de Colón lo constituye el hecho de que él
debía confirmar a toda costa que había llegado realmente a la India para no
perder los beneficios de la Corona, o quizás su bagaje cultural le impide
formarse una nueva concepción del mundo o simplemente por su testarudez y
fascinación con los viajes de Marco Polo.
Ahora, sea por los motivos que sea, la mayor diferencia reside (en mi
opinión) en la visión del mundo que en Colón está conformada por el pensamiento
religioso y no por los datos reales y en Vespucio, si se quiere, es un poco más
científico ya que no es tan cerrado como para impedir cualquier pensamiento
acerca de una modificación del mundo conocido y es capaz de poner en duda ese
supuesto conocimiento infinito y estático que Colón no llega a poner en
cuestión, ni siquiera con sus viajes que le demostraban tanto como a Vespucio,
que sus ideas no tenían una base real para seguir siendo afirmadas de tal
manera, o sea, como verdad.
Según Perry
Anderson, el absolutismo español nación con la unión matrimonial de Fernando e
Isabel en el año 1469, este matrimonio representa la unión de los reinos de
Castilla y Aragón. O sea que España se benefició de los matrimonios
interdinásticos.
Otra de las características
la da el “descubrimiento” y la conquista de América, lo que supone una política
extractiva de los metales preciosos, además del resto de los bienes comunes,
incluyendo la colonización del territorio y la subyugación de los nativos que
aportarán la producción para la potencia europea. Para el autor, España fue
potencia durante todo el siglo XVI ya que con la vinculación de los Habsburgo
se añadió al territorio Milán, el Franco condado y los Países Bajos además del
poderío militar impuesto en Navarro, Granada y Nápoles.
A pesar de este poder
visible del absolutismo monárquico, dice Anderson que este Estado estaba
unificado únicamente en la persona de un monarca, pero no en las bases
materiales de la sociedad ya que la aristocracia en Castilla disponía de
enormes posesiones, que las ordenes militares eran más poderosas que la propia
voluntad del monarca y que la pequeña-nobleza era en demasía numerosa. En
Castilla la constitución era inestable, estado que se ve reflejado en las
Cortes que no tenían poder para iniciar una legislatura y porque la nobleza y
el clero disfrutaban de inmunidad fiscal, era una casta sostenida con un nivel
nulo de la producción, que pudo sostenerse gracias al auge lanero.
Por otro lado, en Aragón
sobrevivían formas de relaciones feudales serviles y de esclavitud. Además en
Cataluña (Aragón) se desata una guerra civil entre monarquía y nobleza, que
terminará debilitando la economía. Anderson también nos dice que cada provincia
contaba con Cortes independientes. Todos estos factores combinados, muestran
que era imposible tener real y concretamente un poder centralizado y absoluto.
Tanto en Castilla como en
Aragón se intentó aplicar programas de reorganización destinados a revertir la
situación caótica que se vivía. Por su lado Castilla decapitó las órdenes
militares y prohibió las guerras privadas, realizó un reforzamiento de la
justicia real, conquistó beneficios que antes eran eclesiásticos para el
Estado, se dominaron las Cortes, hubo un gran aumento de las obligaciones fiscales
(impuestos), y también se produjeron reformas en el Consejo Real.
Con
todas estas acciones, Castilla se nacionalizó y modernizó, cosa que en Aragón
no sucedió ya que lo único que se alcanzó fue un cierto estado de paz social.
En este sentido, afirma Perry Anderson que los Reyes Católicos no pudieron
unificar el reino, como tenían previsto y que únicamente se puede catalogar de
unitaria la organización de la Inquisición que no daba ninguna tregua.